W. H. Winslow, de la oficina Winslow Ornamental Iron Works, había venido a menudo al despacho de Adler y Sullivan a consultarme sobre el trabajo hecho en aquella oficina. “W. H.” volvió ahora, a ofrecerme mi primer “trabajo”. Iba a ser el arquitecto de su nueva casa en River Forest. Me costaba creer que, de verdad, tenía un trabajo. Y más creer que la iniciativa que había tomado fuera ya una realidad. Pero pronto me di cuenta de que aquello lo era.
La casa Winslow iba a estar situada enfrente de donde estaba la propia casa del señor Waller, en el parque Waller, en River Forest. El señor Waller era la persona más elegante y aristocrática que había visto. Había llegado a ser amigo mío.
Admiró mucho la casa Winslow. La construcción de aquella casa tuvo su historia. Edward C. Waller y Daniel H. Burnham el socio de John Root, eran viejos amigos. John Root acababa de morir.
El señor Waller organizó un encuentro con “Tío Dan” -así es como llamaban a Daniel H. Burnham-,invitándonos a Catherine y a mí a su casa, para conocer al señor y a la señora Burnham. “Tío Dan” Había visto la casa Winslow e inmediatamente sentenció: «Es la casa de un caballero, desde los cimientos hasta la cubierta».
Después de cenar, el señor Waller nos guió hacia su acogedora biblioteca. Allí le quería enseñar a su amigo algún trabajo que yo le había hecho. Lo vi echar la llave a la puerta después de entrar. Me pregunté por qué. Entonces, se inició allí un debate que nunca he olvidado.