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La fecha de su apertura fue el 28 de Abril de 1.995 y sus autores fueron los ingenieros Juan José Arenas de Pablo y Marcos Pantaleón.
Este puente, que une la autopista A-8 y Bolueta, fue el primer paso elevado sobre el Nervión desde la apertura del Puente de la Salve en el año 1.972, con una altura de 45 metros. Entró en funcionamiento en vísperas de unas elecciones y no hubo ceremonia inaugural, ya que la Diputación temía el boicot de los vecinos.
Puente de San Antón Su apertura es anterior a 1.318. Se cree que, incluso, es anterior a la fundación de la Villa en el año 1.300. Fue durante siglos el único puente que cruzaba la ría. Los bilbaínos emplearon todos los recursos legales, y hasta violentos, para impedir que otro puente les arrebatara el monopolio en las comunicaciones entre las dos orillas.
Es el emblema de Bilbao y este puente viejo, llamado, también, “la puente vieja” está reflejado en su escudo. Es de origen medieval.
Este puente tuvo una importancia histórica, ya que era paso obligado para el comercio de Vizcaya con Castilla, tras el privilegio otorgado en tiempos de doña María Díaz de Haro.
“Aguaduchus” y riadas lo han derribado en reiteradas ocasiones. Y para poner fin al problema, el Ayuntamiento decidió sustituirlo a finales del siglo pasado, hacia 1.870, por uno nuevo, que sería el actual situado, a diferencia del anterior, por delante de la iglesia de San Antón (aguas arriba) y que empezó a funcionar hacia 1.880, después de sufrir las consecuencias de la última guerra carlista. Fue planificado por Hoffmeyer.
Fue reedificado, una vez más, en 1.937, después de su voladura durante la Guerra Civil.
Puente peatonal de la Ribera, también llamado Puente de San Francisco
Se abrió en 1.939 y su arquitecto fue Fernando Arzadún.
La actual pasarela de la ría cuenta con antecedentes tan variados como efímeros. Uno de los más significativos fue el auténtico puente colgante, el de la canción, suspendido por cadenas de hierro entre los años 1.827 y 1.852, y por cables de acero en los años siguientes hasta 1.874, año en el que fue destruido durante la guerra carlista. Tuvo el valor de cruzarlo, en su inauguración, el rey Fernando VII, que reinó hasta 1.833.
Le sustituyó en 1.881 otro de hierro, fijo y que era conocido por muchos bilbaínos como el Puente de Hierro, volado, también, en la contienda de 1.937. Y en 1.939 se construyó el nuevo puente o pasarela (puente peatonal) de la Ribera, que, hasta 1.980, se llamó Coronel Ortiz de Zárate.
Al puente colgante que cruzó la ría desde 1.827 hasta 1.874 (año en el que fue destruido por la última guerra carlista) se refiere la siguiente canción:
“No hay en el mundo/puente colgante/más elegante/que el de Bilbao/porque lo han hecho/ los bilbainitos/que son muy finos/y muy salaos.”
Hay quien cree que esta canción se refiere al puente colgante actual de Portugalete, pero no es cierto, ya que dicho puente se inauguró en 1.893, muchos años más tarde.
Puente de la Merced Se abrió al público en 1.886 y fue construido por el ingeniero Hoffmeyer en 1.886 y por el ingeniero Manuel Gil de Santibañez en 1.938, después de ser destruido en la contienda de 1.937.
Recibe su nombre del convento de la Merced, inaugurado en 1.621 y que existió en su orilla izquierda. El original se levantó a 160 metros, ría arriba, del puente de San Francisco que se comenta a continuación.
Después de la Guerra Civil y hasta 1.980, este puente se llamó General Sanjurjo.
Puente de San Francisco (hoy no existe) En 1.793, los franciscanos del Convento de San Francisco, situado a la izquierda de la ría, pudieron construir, por fin, el ansiado puente de madera, que lo quemaron los franceses en 1.813, antes de abandonar la Villa. En su lugar, aunque años más tarde, se construyó el puente de la Merced, anteriormente mencionado, aguas arriba.
Puente de los Fueros (hoy no existe) Hubo durante algunos años un segundo puente colgante que se situaba frente a la calle Santa María. Lo levantó, en 1.867, la República de Abando, por oponerse a pagar el peaje que se cobró, hasta 1.870, en el puente del Arenal. Tras su demolición bélica de 1.874 (última guerra carlista), no fue reconstruido, durando, por consiguiente, tan solo 7 años.
Puente del Arenal Bilbao estaba creciendo y el corazón urbano de la Villa se estaba desplazando de las primitivas Siete Calles. Y los bilbaínos sabían que la única manera de que la ciudad se expandiera era por la República de Abando.
De hecho, el tránsito entre bilbaínos y abandotarras, a través del pasaje de la ría en barca, era cada vez más fluido. Era inminente, por lo tanto, la unión de ambas márgenes, que, hasta entonces, sólo era posible por el puente de San Antón o por el puente colgante de San Francisco, el de la canción.
Las quejas de los ciudadanos dieron su fruto. La obra fue proyectada en 1.844, se empezó a construir en 1.845 y se terminó en 1.847. Fue el tercer puente sobre la ría, convirtiéndose en la principal vía de unión moderna de la Villa con la República de Abando (entre el Arenal y Ripa). Era de estructura metálica con hojas levadizas en su parte central y fue bautizado con el nombre de Isabel II.
La propia reina quiso ver el puente durante su visita en 1.865, en la que vino acompañada por el Príncipe de Asturias, el futuro rey Alfonso XII. De aquí viene la tonadilla:
“Disen que viene Erreina/visitar Bilbora/disen que viene Erreina/visitar Bilbora/la Prínsipe chiquito/con ella te vendrá………….”
En 1.866 dejaron de funcionar las hojas levadizas en su parte central.
Era un puente de peaje que se cobró hasta 1.870. Por este motivo, los habitantes de Abando, como ya hemos dicho antes, construyeron el puente de los Fueros, en 1.867.
A raíz del asedio carlista quedó muy deteriorado y fue reparado con tramos de madera en 1.875, no disponiendo ya del tramo levadizo para paso de veleros, que dejó de funcionar, como ya hemos dicho antes, en 1.866.
Poco más tarde, en 1.880, tuvo que ser sustituido por otro de hierro sobre 3 arcadas, ampliando la superficie de su tránsito. Con la estructura fija de hierro, el tránsito fluvial río arriba, se limitó al paso exclusivo de gabarras y pequeñas embarcaciones a vapor.
Este puente de Isabel II, que permitía el paso de tranvías y de viandantes, fue el que vió crecer, de verdad, al Gran Bilbao.
En junio de 1.937 fue volado este puente y en 1.938 se construyó un puente provisional por medio de gabarras y tablones, muy cerca del puente ya dinamitado. Entretanto, se restauraba el nuevo puente, que fue inaugurado en 1.940, con el nombre de Puente de la Victoria. Era un puente de piedra.
En 1.980 pasó a llamarse el Puente del Arenal. Y desde él puede verse en la calle Bailén nº 1, el primer rascacielos de Bilbao, destinado a oficinas. Fue un ensayo realizado por Manuel I. Galíndez, en el año 1.946. Durante muchos años fue conocido por muchos bilbaínos como el “Rascacielos de Bailén”.
Puente del Ayuntamiento Desde principios del siglo actual, se proyectó un puente nuevo entre Sendeja y la calle de la Sierra (hoy Buenos Aires). Aproximadamente frente al costado derecho (según se mira) del Ayuntamiento. Luego, en los años veinte, se discutió hacerlo fijo o móvil, optándose por lo segundo e iniciándose la construcción en 1.929.
En 1.931, seguía su construcción. Unos empezaron a llamarlo puente de Buenos Aires y otros puente de Begoña.
Se inauguró en 1.934 y tuvo que ser reconstruido en 1.940, después de su destrucción en 1.937. Entonces se llamo puente del General Mola, hasta que, en 1.983, se le dio el nombre actual
El proyecto fue del ingeniero Ignacio Rotaeche. Hoy, al desaparecer el tráfico fluvial en el tramo, se ha convertido en un puente definitivamente fijo.
Puente del Perro Chico (hoy no existe) Su apertura tuvo lugar en 1.892, frente al costado izquierdo (según se mira) del Ayuntamiento, y por consiguiente, unos pocos metros más ría abajo del Puente del Ayuntamiento antes citado. Coincidió su apertura con la reciente inauguración del Palacio municipal.
A 14 kilómetros del mar, el Ayuntamiento decidió levantarlo, al trasladar la Casa Consistorial desde San Antón a las actuales dependencias. Al principio dispuso de dos brazos giratorios de acero que se abrían en diferentes sentidos y quedaban paralelos a las orillas.
El nombre de Perro Chico se debe a la moneda de 5 céntimos que había que pagar para cruzarlo.
Fue volado en la contienda de 1.937.
Puente peatonal “Zubi-zuri” de Calatrava Se abrió al público el día 30 de Mayo de 1.997 y su arquitecto fue Santiago Calatrava.
Esta pasarela, entre el Campo de Volantín y Uribitarte, se ha convertido en el último paso elevado sobre la ría. Su original diseño la convertirá en uno de los más emblemáticos pasos sobre el Nervión.
Puente de la Salve Su nombre oficial es el de Príncipes de España. Su apertura tuvo lugar el 9 de enero de 1.972 y su autor fue el ingeniero Juan Batanero.
Fue ideado a finales de los años sesenta, para solucionar el problema del tráfico, que empezaba a agobiar el Norte de la ciudad. Fue, también, el primero de España con sistema de tirantes y uno de los pocos con tablero metálico.
Tiene 23,5 metros de altura libre para el paso de los barcos, siendo fijo. Está dotado de ascensores desde su base en el paraje de La Salve, al final del Campo de Volantín.
Junto a este puente, en la margen izquierda de la ría, se encuentra el Museo Guggenheim. Además es curioso contemplar cómo el arquitecto de este Museo quiso integrar, en cierto modo, este puente en el mismo, construyendo, a tal efecto y en su lado izquierdo, según se mira desde el Campo de Volantín, una torre alta con escaleras de acceso al Museo, el cual se encuentra al lado derecho.
Puente de Deusto Las obras comenzaron en 1.932 y terminaron el 12 de Diciembre de 1.936, iniciada ya la guerra civil. Sus autores fueron el arquitecto Eduardo Bastida y los ingenieros José Ortiz de Artiñano e Ignacio Rotaeche.
En un principio fue puente móvil para facilitar el tráfico naval, pero, hoy en día, no se utiliza como tal. Puso en comunicación el Ensanche bilbaíno con la recientemente anexionada Anteiglesia de Deusto.
Al igual que otros puentes citados, fue volada la parte levadiza en 1.937. Pronto, en los primeros años cuarenta de la postguerra, el Ayuntamiento puso el puente en funcionamiento con el nombre de Puente del Generalísimo. En 1.979 volvió a tener su nombre anterior.
Puente de Euskalduna Su apertura se realizó el 18 de Abril de 1.997 y su autor fue el ingeniero Francisco Javier Manterola. Este viaducto, situado entre la plaza del Sagrado Corazón y Botica Vieja, absorberá gran parte del tráfico del puente de Deusto, máxime, cuando se construya el enlace entre Ibarrekolanda y Enekuri, con obras en curso en 1.998.
Obra singular, ideada para facilitar un acceso directo a los automovilistas del Valle de Asúa y el Txorierri con la autopista A-8, con dirección a San Sebastián, Vitoria y Santander. Una torre de iluminación de 45 metros de altura otorga al proyecto su elemento emblemático.
Al final de este puente y a la izquierda del mismo, según llegamos a las proximidades del Parque de Doña Casilda, se encuentra el nuevo Palacio de Congresos y de la Música, conocido también como el Palacio Euskalduna.
Puente de Rontegui Aunque este puente no es bilbaíno, sí cruza la ría bilbaína, que, según la Carta de fundación de Bilbao, llega hasta su desembocadura en El Abra.
Se abrió en los años setenta.
La existencia de los Astilleros de Euskalduna y algún velero de gran porte, hizo defender la altura actual de este puente, que, con el paso del tiempo, se demostró innecesaria según algunos expertos. Tiene 42 metros de altura sobre el nivel de la pleamar.
Puente colgante Igual observación que en el caso anterior en relación con la ría bilbaína.
Tuvo lugar su apertura el día 28 de Julio de 1.893 y su autor fue el arquitecto Alberto Palacio.
Popularmente conocido, aunque mal llamado, Puente Colgante, esta genial obra se convirtió, en su época, en el primer enlace entre ambas márgenes desde el Puente del Arenal.
En el año 1.999 se han hecho obras importantes en la estructura y en la barquilla que cruza la ría. Y en el día de hoy, se puede subir al brazo superior horizontal, lo que permite una vista panorámica de la desembocadura de la ría.