Arequipa es una ciudad singular. No solo por el hecho de ser una de las pocas ciudades del mundo que, con cerca de un mill�n de habitantes, se erige al pie de un magnifico conjunto de edificios volc�nicos que rascan los cielos por encima de los 5800 msnm, sino tambi�n por su arquitectura emblem�tica.
En el Per�, son muy pocos los lugares donde la arquitectura colonial se ha fusionado con la arquitectura nativa en una suerte de amalgama sui generis que, en complicidad con el sabio uso de materiales propios del lugar, han resultado en un producto arquitect�nico de singular valor. Rescatamos aqu� el uso de un material �nico en el planeta, conocido como la piedra sillar, formada por las deposiciones de nubes piro-cl�sicas originadas por la actividad volc�nica que, hace miles de a�os, dejo la naturaleza en hondonadas y quebradas en los alrededores del emplazamiento urbano que hoy ocupa la ciudad y que desde hace cientos de a�os fue utilizado para edificar la arquitectura de la ciudad. Esta piedra, de caracter�stica porosas, se ha convertido desde hace cientos de a�os, en el principal material de construcci�n y que es caracter�stico de lo que podr�amos denominar como la arquitectura arequipe�a tradicional. Como en ninguna otra ciudad del Per�, en Arequipa el sillar es el principal protagonista de la obra civil y que tiene, en sus casonas solariegas y sus principales edificios religiosos, la representaci�n mas autentica de una arquitect�nica pirocl�sica o de una arquitectura de origen eminentemente volc�nica. Las canteras de sillar han sido explotadas por el hombre arequipe�o generando bloques de tama�os variado y formas diversas, de acuerdo con las exigencias y especificaciones de la volumetr�a y detalles ornamentales de las obras arquitect�nicas proyectadas. Desde sus or�genes, el sillar ha sido un material muy apreciado, especialmente aquel de color rosado, un tanto m�s escaso que aquel de color blanco. Desde la Catedral y el Monasterio de Santa Catalina, hasta los estribos de los puentes que cruzan la vega del r�o Chili, principal curso h�drico que divide la ciudad en dos partes, la arquitectura de la ciudad ha tomado forma y fama gracias a este singular recurso natural.
Mas aun, el apelativo de �Ciudad Blanca� que ostenta Arequipa se debe a que, en alg�n momento de su historia, la gran mayor�a de edificaciones luc�an orgullosas el blanco sillar caravista, dando la impresi�n de una gran masa blanca impostada en medio de un, hasta entonces, exuberante valle verde. Un contraste que, lamentablemente, se ha desvanecido con el paso del tiempo. La arquitectura de la Arequipa de anta�o respondi� tambi�n a las condiciones tel�ricas de este suelo, rodeado de volcanes y cumbres nevadas. Los muros de siller�a de las edificaciones tienen anchos que oscilan entre los 50 y 90 cent�metros, llegando, en algunos casos, a superar los 120 cent�metros en el caso de algunas iglesias. La t�cnica constructiva original inclu�a el uso de morteros especiales a los que se sol�a agregar claras de huevo, con la finalidad de incrementar las capacidades de adherencia de las unidades de alba�iler�a o sillares, los cuales se utilizaron tanto en muros como en techos, �stos �ltimos con forma de b�vedas de ca��n, sobre las cuales se efectuaron rellenos de carga muerta aligerada, para dar las pendientes necesarias para facilitar la evacuaci�n de las aguas pluviales, as� como para contar con el peso necesario para mantener las b�vedas bajo suficiente presi�n externa. De igual manera, las arquer�as y las gradas de las edificaciones fueron hechas tambi�n con sillar, demostrando que su uso era muy variado, inclusive en algunos patios se puede apreciar el sillar como parte del piso acabado, mezclado con piedras de r�o o canto rodado, en tramas de damero, a manera de escaques de ajedrez. Hoy en d�a aun se sigue utilizando el sillar, aunque las t�cnicas constructivas de anta�o han dado paso a otras menos sofisticadas y mas pr�cticas.
El sillar es vendido por los talladores en las mismas canteras y su venta se hace en �tareas�, que son paquetes de 200 unidades con dimensiones aproximadas de 50 x 30 x 20 cms y un peso aproximado de 45 kilos por unidad. Al ser un material poroso, es bastante absorbente de humedad, por lo cual el mortero tiene que ser trabajado de una manera muy especial, adicionando cal y yeso, adem�s de la arena y cemento. Su textura es muy rica y est�ticamente agradable, motivo por el cual muchas personas lo prefieren �al natural� o caravista, aunque tambi�n puede ser estucado. Los muros de sillar pueden ser pintados directamente sin previo estuque, simplemente impregnando una capa de selladora antes de la pintura, aunque en muchos casos se recomienda utilizar pinturas �traspirables� para permitir la exudaci�n de humedad ambiental. Muchos estanques y canales de regadito han sido construidos con sillar, destacando como hecho singular que las piezas sumergidas se conservan mucho mejor que aquellas otras que no est�n en contacto directo con el agua. Y de ser un material exclusivo de la fina arquitectura arequipe�a, en la actualidad el sillar es un material �popular� y bastante econ�mico, lo que ha motivado una emigraci�n arquitect�nica, por cuanto dejo de ser utilizado por los sectores sociales pudientes para convertirse hoy en el material mas utilizado en las viviendas de los asentamientos humanos perif�ricos, conocidos localmente como �pueblos j�venes�. Aun as�, en Arequipa los arequipe�os, y especialmente los arquitectos nativos, nos sentimos orgullosos en presentar al sillar como elemento t�pico de nuestra arquitect�nica volc�nica y al cual invitamos a conocer personalmente a nuestros colegas del mundo entero. Arequipa, la ciudad del sillar, los espera.
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